Miami, la ciudad que siempre deseé conocer, muy aparte de Disney y Mickey Mouse.
Esta ciudad que aparece en cada película, serie, comentario o publicidad como un lugar paradisíaco para pasar las vacaciones o para vivir, es un lugar que siempre he querido experimentar.
Sin embargo, yo no conocí nada de lo que menciono. no fui a ningún bulevar, café, tienda departamental, no disfruté de su vida nocturna, no disfruté de sus playas, no fui a ningún parque, no conocí el famoso Wynwood, ni vi ningún arte callejero en todo su esplendor.
Lo máximo que disfruté fue pisar la arena blanca con zapatillas, ver el mar y comer en un fast food.
Destino Miami
La primera vez que pisé Miami no pude quedarme por mucho tiempo, el plan fue ir desde el aeropuerto de Fort Lauderdale a Fort Myers lo más pronto posible.
Pero debido a que el hambre apretaba decidimos hacer una parada obligatoria en Miami para buscar un lugar donde almorzar.
Les juro que para mí era un sueño, no me creía estar en Estados Unidos y todo por el bendito programa Work and Travel, me sentía en un sueño.
Yo viajaba con otros peruanos que conocí a través de Alliance, éramos un grupo de 6 y quedamos en viajar en una van y repartirnos el gasto. Era mejor opción que viajar en un bus y luego en un taxi ya que el gasto era más elevado.
Buscando comida
Después de dejar el carro en un estacionamiento decidimos aventurarnos a buscar un lugar para comer. No les miento si les digo que se sentía un vibra de vacaciones en las calles, el sol quemaba mucho, el aire era caliente, el cielo muy azul, todo era bello y yo seguía alucinando por estar en Estados Unidos.
Fuimos a un Subway, primera vez que comía en un lugar así y el local no me pareció gran cosa, pero mataba el hambre y terminé yendo en otras ocasiones durante los 3 meses que estuve en Estados Unidos.
Primera y única parada en Miami
Después de comer decidimos ver la playa; mis rodillas estaban adoloridas por el vuelo, mis jeans me quemaban de la cintura para abajo y mis zapatillas parecían el infierno para mis pies, además estaba en mis días malos.
Aun así, estaba muy emocionada por estar ahí.
Pero lo único que vi fue la playa, mientras estaba aun con la ropa del avión y después de unos minutos dimos media vuelta para seguir con nuestro camino. Yo me dije que debía volver.
Segunda Oportunidad de conocer Miami
Mis descansos en Publix eran 3 días por semana, así que pedí un día extra para poder tener el tiempo necesario para viajar y conocer. Ya era un viaje «planeado» aunque nunca creí que llegaría el día.
Una amiga argentina me había dicho para ir al concierto de Rihanna, yo estaba encantada porque al único concierto que asistí en mi vida fue al de Ha-Ash y solo porque mi hermana ganó un concurso de una radio local.
Mi parte consistía en buscar hospedaje, sin embargo también pensé que ya no iríamos porque tuvimos un malentendido, pero resultó que el viaje seguía en pie y yo aún seguía sin buscar donde pasar la noche al llegar a Miami.
Ni siquiera sabía que la semana que estaríamos viajando era la semana del Spring Break y también del Ultra y otros festivales, por lo tanto, el precio de los hospedajes subió.
Ya teníamos las entradas compradas porque temíamos que se acaben rápido y una noche antes del concierto de Rihanna, básicamente en la madrugada, compramos los pasajes del Greyhound, que es una especie de bus ‘interprovincial’ como para ir de Lima a Ica, solo que mucho mejor.
Aclaro que hasta ese día no había reservado un hotel, así que supuse que lo haríamos allá porque de acuerdo a mis cálculos llegaríamos antes del mediodía.
Sigue siendo mi hábito buscar hotel cuando llego al lugar.
Día del concierto de Rihanna
El día del concierto nos levantamos muy temprano, prácticamente a las 6 am porque el greyhound partía a las 7 y 45 de la mañana, así que teníamos tiempo de sobra.
La estación se encontraba a 15 minutos de donde vivíamos, información que en un principio desconocíamos y el viaje hacia Miami duraba algo de 3 horas.
Siendo las 7 mi amiga pidió un Uber y por alguna razón el conductor no nos localizaba en el mapa, nos estuvo ‘tonteando’ por varios minutos, así que ella decidió cancelarlo y buscó uno nuevo, pero tampoco nos localizó y encima le cobró 5 dólares.
Me sorprendí un poco al enterarme que el Uber en Estados Unidos solo acepta tarjeta de crédito, yo únicamente tenía débito y no nos servía.
Así que mi amiga pidió ayuda a una de sus amigas que tenía licencia y auto. Por extraño que parezca, esa amiga no entendió las indicaciones que le di y terminó yendo en sentido contrario. La hora de partida del bus ya había pasado así que regresamos a nuestro hospedaje.
Estábamos frustradas, yo estada incrédula. Haberme levantado tan temprano para perder un bus…es que nadie se lo creería.
Esperanzas de conocer Miami intactas
Intentamos mantener la calma, a pesar de que mi amiga ya había descargado su frustración, así que compré nuevos pasajes para salir a las 11am y qué caro me pareció.
Lo otro que no vi es que el Greyhound en Miami tiene distintas paradas, así que elegí una de ellas.
Otra vez mis cálculos decían que llegaríamos lo suficientemente temprano como para buscar un hospedaje (ignorando aún los costos elevados de estos) y quizás caminar un poco por algunas calles…nada podría salir mal :).
Todo está saliendo mal
Como dije, esta vez yo compré los pasajes, elegí cualquier estación porque en mi mente solo pensaba en una cosa: «lo importante era tener los pasajes para Miami».
El bus salía a las 11 y 30 am aproximadamente y para evitar problemas con otro Uber pedimos a la recepcionista de nuestro hotel que por favor llamara a un taxi; el chófer llegó al toque.
Debido al temor de que algo malo pase en el camino, nos fuimos casi a las 10 para la estación, la cual se encontraba solo a 15 minutos de nuestro hotel. ¡Increíble perder un bus que se encontraba a tan corta distancia!
Estando por fin en la estación, mi amiga decide acercarse a la recepción para confirmar la hora de partida del bus.
Es aquí donde me arrepentí de haber querido asistir a un concierto de Rihanna. La recepcionista dijo que el bus normalmente parte a las 11 y 30, sin embargo, había una situación con el puente que los vehículos usan para retornar y por lo tanto el bus llegaría a la 1 pm… «me desmasho».
En la mañana perdimos el bus porque no llegamos y ahora era el bus era el que no llegaba.
Cuando mi amiga me comentó aquello pensé que era un error y que quizás había malinterpretado las palabras de la recepcionista, pero no fue así, la recepcionista nos dijo que el greyhound llegaría en 5 horas aproximadamente.
Nuevos pasajes de bus
Mis cálculos matemáticos se fueron por la borda, todo estaba saliendo mal y no había forma de solucionarlo. Aunque llamamos a un taxista que conocí en el viaje a Disney, éste nos quería cobrar 200 USD, cuando los pasajes de ida y vuelta me costaron 64 USD.
No sé si el destino me estaba mandando señales y yo estaba haciendo todo lo contrario a ellas porque no podía interpretarlas.
Me sentía muy desanimada y cansada, no estaba de ánimos para un concierto. Casi, casi pasamos las horas en silencio, uno que otro cruce de palabras y algo de comer, nada más.
Por fin vimos llega a los buses.
Llegada a Miami y al concierto
Después de 5 horas y varias paradas, llegamos a nuestro paradero, resulta que fue el último paradero y se encontraba al otro lado de la ciudad y muy lejos del concierto.
En fin, tomamos un taxi para ir al concierto porque estábamos sobre la hora, el taxista nos mencionó que demoraríamos casi una hora, que el lugar donde deberíamos estar está en el lado opuesto de la ciudad y que siempre hay tráfico.
Filialmente llegamos al Arena Airline, según el horario que habíamos visto por la web el concierto ya había empezado hace casi 1 hora. Además, nos faltaba pasar la cola y el control de seguridad y luego buscar nuestros asientos.
Mi amiga estaba llorando, otra vez, además estábamos con nuestras cosas y no nos habíamos cambiado de ropa para ir al concierto, sobretodo ella, quien tenía una vestimenta para disfrutarlo muy cómoda.
Aun así, los de seguridad nos dejaron pasar después de explicarle los problemas que tuvimos desde la mañana, ellos se encargaron de “cuidar” nuestras mochilas.
¿A qué hora empieza el concierto?
Una vez encontrados nuestros asientos nos dimos cuenta de dos cosas: 1) el concierto aun no había empezado y 2) el concierto ni siquiera se había llenado y parecía que no iba a llenarse.
El show empezó a las 9 y algo más y finalizó casi a las 12. Para ser sincera esperaba un espectáculo impresionante teniendo en cuenta que era Rihanna y aunque apareció Drake, no me pareció gran cosa. Lo de Drake es obvio que fue marketing.
Salir casi de madrugada de un concierto y estar en un lugar que no conocíamos y sin un lugar donde dormir…fue horrible.
Nos sentíamos cansadas, el concierto no fue wao y yo no cumplí mi parte para tener un hospedaje. Pero una vez más, una de sus amigas nos ayudó y reservo un lugar en un hostal de mochileros, aunque el precio estaba algo elevado no me importaba mucho con tal de dormir tranquila.
El Hostal se llama Broken Shaker at Freehand, por si les interesa saber.
Al día siguiente nos despertamos alrededor de las 10am, sentí que no había dormido nada. Me perdí el desayuno gratis y no tenía nada para comer, el check out era a las 11 y tuve que aprovechar los pequeños momentos de Internet para poder ver a qué hora partía nuestro bus de regreso a Fort Myers.
Adiós sueño de disfrutar Miami
Lastimosamente partíamos a las 2 pm, es decir, no teníamos tiempo de conocer los alrededores, increíblemente conocí más la primera vez que estuve de paso que ahora que había viajado por el concierto y había pasado la noche en Miami.
Originalmente la idea era quedarnos 2 noches y 3 días, pero terminamos comprando solo para una noche.
Quisimos evitar contratiempos porque sentimos que todo salió mal, de mi parte no había buena onda ni nada, así que pedimos un Uber (lo sé, pero era la única opción) para ir a la estación del Greyhound, el cual solo se encontraba a 15 minutos de donde pasamos la noche, quise morir otra vez.
Algún día Miami…algún día.
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